viernes, 23 de diciembre de 2011

Estampa Popular. El arte de ser juez y parte

 

«Suburbio» Ricardo Zamorano Linograbado b/n sobre papel
A primera vista, son dos personas. Aparecen sentadas, con los brazos adelante sujetando las piernas. Como esperando. Y miran. A mí. (¿A mí?) Una de las personas está descalzada: se aprecian claramente los dedos y las uñas de los pies. Son líneas blancas y finas, que destacan también rasgos de los rostros. Las piernas de la otra persona aparecen cubiertas por una manta. No, no es una manta. Es un pantalón; se ve clarita la ondulación de las rodillas. Está ahí, dibujada en lo negro. Dibujar desde los blancos. Dibujar desde los negros. Una expresión elemental, sin grises intermedios. Pero con una atmósfera especial: los fondos y los personajes mirando más allá, hacia un lugar sin límites. Están dándole la espalda al círculo que invita al sabor de una bebida y que, atentamente, registra la observación. Ahora, así, compartimos ese silencio.
Reflejos en blanco y negro
«Suburbio» es el título del grabado cuyo autor -Ricardo Zamorano-, fue uno de los iniciadores de la movida artística conocida en los años '60 como Estampa Popular, y que se desarrolló en varias ciudades de España. Utilizando la técnica del grabado, se le ha atribuido tratar temas «sociales» desde una postura «realista». A fin de no caer en lugares comunes, ni en clasificaciones fuera de lugar, digamos que Estampa Popular tuvo un impulso de poesía y denuncia o, en otras palabras, la voluntad de testimoniar desde el arte. En la declaración de principios del grupo fundacional de 1959, se registra « que un arte al servicio del pueblo ha de reflejar la realidad social y política de su tiempo y requiere imprescindiblemente la unión y contenidos y formas realistas. » Pero más que la formalidad enunciativa del manifiesto, la intensidad de aquella movida es más palpable desde las propias sensaciones de los protagonistas que aquí reproduciremos. Tal el caso de Manuel Calvo, quien se sumó a Estampa Popular en 1962.
« Dar una pincelada, rasgar con una fusta o un metal, dibujar, plasmar una idea, realizar alguna cosa comporta una visión de lo humano, una actitud vital, sea reflexiva o impulsiva, y está impregnada inevitablemente del contexto social y político en que se desarrolla esa acción. Todo quien permanece en el quehacer artístico -llamémosle, convencionalmente, hacerlo fácilmente entendible-, sigue uno o diferentes caminos; y todo eso es reflejo de impulsos, meditaciones o distintas actitudes ante la vida. Ahí sí, creo, podríamos hablar de lo estético y lo ético como fundamento; de la forma y el contenido, y de cómo, a veces, uno intenta separarlos y no lo consigue. »

«Sin título» Antonio Valdivieso (1960) Linograbado b/n sobre papel
¿Pero quiénes fueron los que asumieron esta tarea desde lo colectivo, y haciendo grabados? ¿Para quiénes? Vale un vistazo, entonces. Pasen todos y vean. Las puertas están abiertas: Estampa Popular expone. La memoria invita.

«Campesino» - Adán Ferrer Xilograbado b/n sobre papel
«El sillero» Francisco Cuadrado (1960) Linograbado b/n sobre papel
Libertad en el aire y en la tierra
« Estampa Popular se formó con un grupo de artistas amigos, que por ese tiempo hacíamos lo que se denominaría arte social, en el cual además de pintura se trabajaba el grabado, y por tanto fue esa la imagen inicial del grupo. »
Artistas. Amigos. Y de Madrid. Luis Garrido integró el grupo inicial que surgió en la capital española, y del que emanarían después otros autónomos en Sevilla, Córdoba, el País Vasco, Valencia y Cataluña. Eran los tiempos de Francisco Franco. Eran los convulsionados sesenta en una Europa que rechiflaba aires de libertad por las rendijas. Poetas, músicos, intelectuales: en todos ellos nacía el gesto contestatario hacia aquella dictadura.
« Política e ideológicamente -recuerda Adan Ferrer, otro integrante-, el grupo de Estampa Popular era heterogéneo, no homogéneo ni compacto. Había una gran diversidad, y desde mi punto de vista el denominador común era el hecho de ser antifranquistas y republicanos. »

«Jornaleros, España, loma a loma» - Ricardo Zamorano - Linograbado b/n sobre papel
Sus antecedentes artísticos más inmediatos eran la gráfica mexicana y la fuerza vanguardista de Picasso. Sin embargo, en el uso del grabado Francisco de Goya se ubicaba en la referencia directa, tanto en lo temático como en la simplicidad de los trabajos. Tal como sucede en el dibujo «Por liberal» de Goya, y el linograbado sobre papel titulado «Por rebelde» de Rafael Solbes, cuyos patetismos atraviesan los tiempos. La denuncia de la rebeldía como delito en Goya es testimonio de la persecución política que vive de cerca, en tanto que en el otro parece remontarse a tiempos medievales.

«Por liberal» - (1802) Goya

«Por rebelde» -Rafael Solbes (1964) Linograbado b/n sobre papel
Cuentan Arturo Martínez, Pascual Palacios Tardez y Antonio Valdivieso sobre las ventajas y los propósitos que tenían los grabados.
« En España por aquellos tiempos el grabado dormía el sueño de los justos -recuerda Antonio Valdivieso-, y el interés común va a ser el despertador junto a nuestra tarea de lo social y realista, y también por tratarse del grabado político ». Comenta Arturo Martínez que « cuando el grupo de artistas se planteó el vehículo de comunicación, se pensaron las condiciones que había de cumplir dicha obra: rapidez de ejecución (exigencia fundamental por tratarse de un arte de urgencia), posibilidad de difusión (los trabajos tenían que ser producidos en forma masiva para una larga escala de distribución), abaratamiento de la obra (que permitiría a las clases menos favorecidas la posibilidad de su adquisición). Estos tres aspectos provocaron la elección del grabado como medio de expresión. » « Y del grabado -agrega Pascual Palacios Tardez- se eligió la técnica del linóleum y la xilografía, porque con su austeridad y sus trazos vigorosos se argumentaba la fuerza del mensaje, a la vez que se armonizaban los diferentes estilos de cada uno. El tema quedaría obligado a la defensa de los más oprimidos, pero con la libertad de elegir aquel más apropiado a la sensibilidad del que lo realizara. »

«Hambre» Sol Panera(1968-1969) Grabado b/n sobre papel

«Sin título» Manuel García Merina - Grabado b/n sobre papel
El gurú Pepe Ortega
Todos los que atravesaron por Estampa Popular reconocen en José Ortega al iniciador de la movida. En efecto, ya en 1957 -dos años antes de la fundación de Estampa Popular- este artista publica un manifiesto, con motivo de una exposición suya en Madrid, titulada « Teoría realista sobre el hombre como ser social ». En ella expresa que « toda obra de arte auténtica implica conectarse del hombre, y es una consecuencia, una revelación profunda de la realidad, de la estructura ideológica que forman las relaciones humanas de una época ». Aboga por un arte que no sea reflejo pasivo ni evasivo de la realidad, « sino una realidad interpretada por el artista y proyectada hacia una mayor comprensión de la vida y del hombre. » Al fundar Estampa Popular en 1959 José Ortega propone realizar exposiciones itinerantes del grupo por toda España, y va contactándose con nuevos artistas a quienes enseña la técnica del grabado blanco y negro sobre papel. Así surgen grupos de Estampa Popular con artistas de Sevilla, Córdoba, Valencia y otras ciudades. Sin embargo, él se ve obligado a exiliarse en París debido a su militancia de izquierda que no abandona. Es más, el grupo fundacional se divide cuando Ortega exige desde París la dirección de Estampa Popular, a fin de convertirla en el brazo político-cultural del Partido Comunista de España. Por supuesto que, como en todo grupo activo, las discusiones entre los artistas no estuvieron ausentes. Veamos con más detalle de qué trataban.

«Sin título» Jose Ortega -Grabado b/n sobre papel
Putas disputas
Las dudas y los desafíos suelen ir de la mano, especialmemte cuando se cruzan intención y conciencia en la obra artística. En Estampa Popular se tocaron temas, de forma y de fondo, que dieron de qué hablar.

«Autorretrato con sobrero de rico 
para ver si me gusta la monarquía» 
Francisco Cortijo - Grabado b/n sobre papel
« Las discusiones entre los miembros de Estampa Popular eran enriquecedoras -evoca Manuel Calvo-. Conste que había algunos puntos simplemente pueriles: ¿Debía retocarse un grabado, iluminarlo, después de estamparlo en blanco y negro? ¿Debíamos constituir una cooperativa? ¿Cuáles eran los precios adecuados? ¿Podrían formar parte del grupo los artistas llamados abstractos? ¿Cómo exponer en las fábricas, en las universidades? ¿Qué hacer con las galerías? Yo era de los que opinaba que el espíritu de Estampa Popular había que mantenerlo en el lenguaje con que se inició. »
La presentación en público de las obras eran detalles no menores a la hora de decidir salir a la palestra.
« Desde el primer momento -alude Francisco Cortijo, del grupo de Sevilla- yo voy a mantener la idea de que era más interesante para cumplir nuestro doble objetivo, social y artístico, exponer en salas de exposiciones de cierta relevancia. Otros eran de la opinión de que debíamos hacerlo en lugares más populares. »
A su vez, al calificar a Estampa Popular como «arte realista», sin mayores especificaciones, se ponía en el centro de la discusión la esencia del movimiento que estaba desarrollándose, a riesgo de caer en lugares comunes.
« Nuestras discusiones -nos dice otra vez Ricardo Zamorano- versaban sobre cómo definir el realismo: si "realismo" a secas, "realismo social", "realismo crítico", "realismo testimonial", pero nunca "realismo socialista". Discutíamos textos de Luckács, Fisher, Gramsci, etc. El tema político estaba presente en todas las discusiones. »

«Del camino» Cristóbal Aguilar (1961) Linograbaddo b/n sobre papel

«Sin título» Mauri - Linograbado b/n sobre papel

«Sin título» Rams (1966)Linograbado b/n sobre papel
Claroscuros
Estampa Popular tuvo presencia continuada en España hasta 1970; sin embargo en años posteriores -con intervalos- se realizaron exposiciones hasta 1981. Muchos de aquellos artistas aún viven. También sus obras. Y especialmente las memorias, que nos regalaron esta visita por este rato.
« A mi entender -evalúa Adán Ferrer- Estampa Popular aporta una serie de aspectos muy interesantes: la formación de un grupo colectivo de grabadores, actividad a la cual se suman un buen número de poetas y escritores; el hecho de que todo este grupo eligió libremente el aspecto social y ético para denunciar a través de su tarea y, finalmente, la divulgación de aquellos trabajos a un público extenso y heterogéneo, más popular y menos elitista: fábricas, universidades, galerías de arte, etc. »
Naturalmente que este breve repaso por lo que significó Estampa Popular no nos debe dejar pensando en el pasado. O a lo mejor sí, pero desde nuestro presente. ¿O estamos tan asqueados de injusticias que ni nos mueven un pelo? Opina Francisco Alvarez:
« Las condiciones políticas han cambiado, pero subsisten muchísimas de las injusticias que inspiraron el nacimiento de Estampa Popular, por lo que no sería imposible un resurgimiento, tal vez mirando la realidad desde una nueva manera pero con la idea de contribuir a las mayorías a través del arte. »
La certeza de una obra inconclusa predispone el cuerpo y el espíritu a estar en marcha, por lo que falte conseguir. Tal es el ánimo en estas palabras de Dimitri Papagueorguiu y José Duarte.
« Tal vez el pueblo, en aquellos tiempos, no estuviera en condiciones de recibir el mensaje completo -asegura Dimitri Papagueorguiu-. Pero el pueblo de hoy no lo ha de ignorar .»

«Adiós hermano...» José G. Ortega - Linograbado b/n sobre papel
« El romanticismo revolucionario es muy bueno -aclara José Duarte-, nos dio muchas cosas y sufrimos no pocas decepciones. Probablemente, ahora actuaríamos de otra manera, pero creo que no es posible vivir sin utopías y sin ideales. »
El balance parece ser un claroscuro nostálgico para los que la vivieron. A nosotros nos quedan esos ejemplos de lucha y compromiso, la evidencia de las manos a la obra. Y la invitación -absurda y, por eso mismo, creíble- a que esta exposición no cierre.


BIBLIOGRAFÍA:
  • Institut Valencià d' Art Modern (IVAM) Centre Julio González (1996) Estampa Popular, Valencia. (Las citas seleccionadas han sido extraídas de distintos relatos elaborados especialmente por los artistas para la publicación citada)

viernes, 2 de diciembre de 2011

Vivencias en foco (1)

"Reflejos" de Ariel Caprarotta

El tránsito se detiene. El automóvil se detiene. Uno a uno va deteniéndose todo. El semáforo en rojo hace surgir esa fila de coches como si fuera un gusano blindado. Entonces unos muchachos enjabonan el parabrisas. Vertiginosamente y sin pausa. Apenos los veo. Miran sin verme. Difusos.
En breve, la luz verde consagrará la ceguera.

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"Vuelos" de Roberto Barbita

Rompen olvidos,
más allá de hoy, pasan
y siguen pasando en bandadas,
por el río del cielo,
de abajo hacia arriba.
                                Vuelan de memoria.

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"Sus mundos" Néstor del Ruiz

A nadie pertenece el cielo. A nadie.
De nadie son los ruidos, el viento, las sombras que transitan el mundo.
Tampoco son de nadie la frialdad y la dureza del piso.
En este sitio de nadie, esperando a nadie, sin esperanzas para nadie, ya libre soy.

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Agradezco la gentileza de los fotógrafos que inspiraron estos textos.
Esas producciones fotográficas fueran ganadoras del concurso "Derechos Humanos" organizado por la Secretaría de DDHH de la Nación durante 2010.

jueves, 1 de diciembre de 2011

La bella muerte de Macedonio Fernández


Cuando en 1920 Elena de Obieta muere, para Macedonio Fernández -su pareja-, esa muerte fue el inicio de una vida: La de la conciencia que escribe buscando matar aquella muerte. De eso tratan varios poemas suyos. Y también, desprolijamente, estas líneas.


Macedonio Fernández ha sido conocido como poeta de culto. Borges -veinticinco años menor que aquél- nos lo figuró en varias anécdotas de reuniones vanguardistas que tenían lugar en el bar La Perla de Plaza Once, y en las que se destacaba Macedonio, no precisamente por su vanidad, sino por la humildad socrática del "sólo sé que no sé nada". El mismo Borges confesó haberlo plagiado en los temas que luego plasmaría en sus cuentos.

"Yo sentía: Macedonio es la metafísica, es la literatura. Quienes lo predicieron pueden resplandecer en la historia, pero eran borradores de Macedonio, versiones imperfectas y previas. No imitar ese cánon hubiera sido una negligencia increíble".

Jorge Luis Borges, a los 22 años cuando conoció a Macedonio - Buenos Aires 1921

Manera de la psique sin cuerpo

Había nacido en 1874, en Buenos Aires, y era amigo del padre de Jorge Luis Borges. La abogacía fue su ocupación terrenal, juntamente a otros quehaceres como el de cantor, guitarrista, lector y pensador. Al despuntar el siglo XX estaba enrolado en los cículos vanguardistas pero fue, esencialmente -hasta su muerte ocurrida en 1952-, un autodidacta. Y un inconformista.

"Aparento creer que la Luna se muestra cada noche siguiente a una de ocultación. Me impresiona como que así colmo su vocación poética. Si además de yo y el lector hay otros astrónomos en el mundo, convenzámoslos de imponer unánimes en el cielo una reforma afortunada; después de una Psicología No Pasiva, una Astronomía No Pasiva, que no deje, en el Cielo, todo como esté; no ha de consentírseles a esas bultosas masas astrales moverse sin significarnos nada por donde quieran, despacio o velozmente como quieran; hay que consumar la crítica de la Contingencia o Mundo por Psicologías o Astronomías Constructivas. En tren de recomendar, recomiéndese también una Psiquiatría Constructiva que procure a cada uno el grado y tipo de locura que ayude a vivir ilusionado."
(Nota al Poema al astro de luz memorial)

La poesía, la filosofía idealista y el humor absurdo se mezclan y confunden en la obra de Macedonio. Algo de eso hubo en sus colaboraciones a diversas revistas de los años '20: "El Progreso", "Martín Fierro", "Proa" (Cofundada con Borges) y "Papeles de Buenos Aires". Pero fue en su teoría poética donde Macedonio Fernández logró expresar sus nociones sobre la estética y la creación artísticas.

"Belarte"

"La máxima esperanza de Poesía es que el mundo (la Contingencia) sólo exista por consentimiento de la Conciencia en su naturaleza de amor, que como tal vive de lo idéntico y por ello aquiesce a ese modo de la idéntico que es la regularidad, la uniformidad. [...] Mi poemática del Pensar intentará la transcripción de lo que pasa en la conciencia en los momentos en que acepta emocionalmente un mundo doloroso del darse real; pero la poesía está en cada uno de estos actos de consentimiento."
(Poema de poesía del pensar)

Como cultor de un "arte conciencial", Macedonio prefirió la emoción antes que la sensación. Por eso rechazó en la poesía la versificación sensorial, es decir, los elementos de lo que él llamaba "arte culinario": el ritmo, las onomatopeyas, la consonancia, la sonoridad. Por el contrario, nombró como "Belarte" (anagrama de Bellas Artes) al arte puro.

"Artista es el que transmite de algún modo esos momentos concienciales, describe, historia un momento de aceptación de la contingencia no antes querida por el alma." 
(Poema de poesía del pensar)

La poesía para Macedonio sirve al conocimiento. Es un modo de acceso a éste y, por ende, también a la belleza. Incluso en la muerte.

Muerte es beldad

"Y soy tan sólo ese dolor, soy Ella,
soy Su ausencia, soy lo que está solo de Ella;
mi corazón mejor que yo lo ordena."

(Cuando nuestro dolor fíngese ajeno)

Si bien la melancolía aparece en este poema, en "Elena Bellamuerte" Macedonio habla de una niña que juega a esconderse para que su madre la reclame con más ternura.

"No eres, Muerte, quien por misterio
pueda mi mente hacer pálida
cual eres ¡si he visto
posar en ti sin sombra el mirar de una niña!"
(Elena Bellamuerte)

El poema es un argumento de la negación de la muerte de Elena, donde su ausencia es una manera de hacerse querer más. Es decir que desde la muerte se llega a la beatitud de la pasión.

"invento de pasión quisiste esta partida
[...]
En tu frente un fin de ola se durmió
por caricia y como en fantasía
de serte compañía
y de mostrar que allí
ausencia o Sueño pero no muerte había.
[...]
Muerte es Beldad.
Mas muerte entusiasta
partir sin muerte en luz de un primer día
es Divinidad."
(Elena Bellamuerte)

Por sus detalles formales (como el uso de mayúsculas, de arcaísmos y la mezcla de tonos coloquiales y cultos), "Elena Bellamuerte" es un exponente principal del barroco contemporáneo. Había estado perdido más de veinte años -al igual que el propio Macedonio, que descuidó su carrera de abogado y sus escritos en las pensiones en que se alojaba-, hasta que fue publicado por la revista "Sur" en 1941. El tema del Amor y de la Muerte (con mayúsculas para Macedonio) tuvieron en Elena de Obieta al hecho artístico permanente del poeta.

"La Muerte no es la Nada, sino que nada es.
El Nacer no es la Vida, sino que nada es.
Equivócase, por terrenal, el Corazón si te llora
pues en nuestra Mente estás, y estuviste antes de sernos visto.
En nuestra mente todo lo que eres, está
pues nunca estuviste sino en nuestra mente."
(La muerte no es la nada)

Finito

Y si el triunfo de la pasión sobre la muerte pareciera el punto especial para dar término a estas líneas, vamos a decepcionarnos.
¿Acaso Macedonio diría que hay finito? ¿Por qué no lo piensa, lector? A Macedonio, sí.
En todo caso, si le sirve, échele una mirada a la receta del maestro y practique como le salga:

"Un 10 % de demencialidad , euforia y analgesia por mitades, que nos deshorrorice algo el vivir, que nos desperfile la fiereza del encaramiento que nos pone la Vida; en lugar de perder el tiempo en inútiles clasificaciones forzadas y ya que nada curan de la perfecta salud mental, lucidez que es una condena, súplannos una dosificación útil de demencia."
(Nota al Poema al astro de luz memorial)



Papeles de Macedonio

La obra escrita de Macedonio Fernández estuvo dispersa hasta los años '60. En vida llegó a publicar cinco textos: No todo es vigilia la de los ojos abiertos (1928), Papeles de Recienvenido (1929, cuya segunda parte -Papeles de Recienvenido. Continuación de la nada- data de 1944), Una novela que comienza (1941) y el poemario Muerte es beldad (1942). Más tarde aparecieron los textos que la pereza de Macedonio por editar nos había escamoteado, especialmente sus ideas teóricas sobre los géneros puros del "Belarte": La Metáfora o Poesía, la Humorística conceptual y la Prosa del personaje o Novela. Así, como literato Macedonio expuso su pensamiento en Doctrina estética de la novela, Para una teoría del arte, Poema de poesía del pensar y el sugestivo texto Poema de trabajos de estudios de las estéticas de la siesta (en busca de la Metáfora de la Siesta). La editorial Corregidor publicó sus Obras Completas en 1987.

Macedonio según Borges

“A Macedonio le gustaba recopilar pequeños catálogos de personas con talento, y en uno de ellos me sorprendió encontrar el nombre de una adorable dama de nuestro conocimiento, Quica González Acha de Tomkinson Alvear. Quedé perplejo. Nunca pensé que Quica se contaba entre Hume y Schopenhauer. Pero Macedonio dijo: Los filósofos han tenido que tratar de explicar el universo, mientras que Quica simplemente siente y lo comprende.
Una vez le preguntó: Quica, ¿qué es Ser? Quica respondió: No sé lo que querés decir Macedonio. ¿Te dás cuenta?, me dijo, lo entiende tan perfectamente que ni siquiera comprende el hecho de que estemos desconcertados. Esta era su prueba de que Quica era una mujer talentosa. Cuando más tarde le dije que entonces tendría que decir lo mismo de un niño o de un gato, Macedonio se enojó.”


Macedonio ficcional

Fieles a la idea del poeta de que todo lo pensable es, Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal y Ricardo Piglia concibieron, cada uno por su lado, relatos de un Macedonio ficcional. Vamos a deleitarnos con esos fragmentos.
Borges hace aparecer a Macedonio en el texto "Diálogo sobre un diálogo", perteneciente a "El Hacedor". Dice así:

A.- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.
Z.- (burlón).- Pero sospecho que al final no se resolvieron.
A.- (ya en plena mística).- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.
(El Hacedor)

Por su parte, Leopoldo Marechal, en “Adán Buenosayres”, comenta burlonamente a través de uno de sus personajes -Samuel Tesler-, el almismo ayoico; la premisa de Macedonio sobre la individualidad a partir de la lectura. Ese fragmento es el que sigue:

Lo que no puedo entender es cómo nuestro gran Macedonio, viviendo en Buenos Aires, ha podido llegar a esta sorprendente conclusión metafísica: «El mundo es un almismo ayoico.» ¡Dios le perdone los neologismos! Yo, en las mismas circunstancias, hubiera llegado a otra muy diferente.
-¿A cuál? -preguntó el visitante.
-A la que sigue, redonda, musical y significativa: «El mundo es un yoismo al pedo.» " 
(Adán Buenosayres)


Finalmente, la figura de Macedonio es central en “La ciudad ausente” de Ricardo Piglia, quien hace decir a Russo, el inventor de La Máquina lo que sigue:

En ese entonces yo estaba casado y mi mujer se hizo enseguida muy amiga de Macedonio, porque él era cortés y atento con las mujeres, un hombre seductor, amable, inteligentísimo, eso se lo van a confirmar todos los que lo conocieron. Una inteligencia de primera clase, instantáneamente captaba las paradojas, las tautologías, me acuerdo que uno de las primeras cosas que me dijo fue que le interesaba William James porque investigaba la creencia. En general, me dice, los filósofos se interesan por las tautologías (o sea, las matemáticas y la lógica formal) o por las evidencias (los hechos y las verificaciones) y no por la realidad ausente. Me parece oírlo, con esa voz suave, firme.
-La ausencia es una realidad material, como un pozo en el pasto.
Muerte Elena, él ya no podía vivir y sin embargo seguía vivo.
(La ciudad ausente)

Estos tres escritores recrean verosímilmente algunos rasgos de Macedonio Fernández desde la ficción literaria, como homenaje a ese genio único.